La organización de actividades complementarias y extraordinarias en los centros educativos constituye un pilar esencial para enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje y promover el desarrollo integral del alumnado. Estas actividades, que abarcan desde talleres formativos hasta salidas culturales, proyectos interdisciplinarios o eventos de convivencia, trascienden el currículo básico y potencian competencias sociales, culturales y emocionales.